Cuando instalamos sistemas de anclaje tipo lineas de vida o puntos de anclaje para evitar caídas a distinto nivel durante el tránsito por una cubierta o para trabajos de mantenimiento, muchas veces pasamos por alto otros riesgos inherentes durante su uso y que nada tienen que ver con evitar que el usuario impacte contra el suelo.
Uno de los riesgos más comunes y que muchos pasan por alto es el “efecto péndulo”, ¿pero que es realmente este riesgo y como lo podemos reducir?
Durante la utilización de una “linea de vida”, el usuario está conectado al sistema mediante una cadena de elementos, a esto le llamamos “cadena de conexión”, y está formado por un mínimo de un arnés EN361, conectores EN362 y un cabo textil de no más de dos metros de longitud según la EN355. Este equipo básico permite al usuario realizar un tránsito seguro hasta la zona de actuación siempre paralelo al sistema.
¿Pero que pasa cuando necesitamos alejarlos del sistema?
En este caso nuestra cadena de conexión se modifica y utilizamos prolongadores que permiten este desplazamiento, que por lo general no deben ser mayores de diez metros.
Este desplazamiento debe realizarse siempre perpendicularmente a la “linea de vida”, ya que de lo contrario en caso de caída se generaría el denominado “efecto péndulo”.
¿Como podemos evitar el efecto péndulo?
Para evitar este riesgo lo principal es ser conscientes de que existe y que no todos los diseños que nos ofrecen en la actualidad son aptos para un acceso seguro. Además, es importante recordar que la instalación de “lineas de vida” o “puntos de anclaje” no protege el acceso seguro a la totalidad de una cubierta, es decir, la instalación de estos sistemas “contra caídas” protegen el tránsito a zonas concretas y trabajos puntuales.
Por lo tanto, el diseño de estos sistemas debe adecuarse a esas características, cumpliendo la actual Ley de Prevención Riesgos Profesionales, en la que prevalecen las protecciones colectivas como las barandillas; y huir del pensamiento clásico instaurado en la actualidad, en el que se cree erróneamente que instalar una linea de vida permite un acceso seguro a la totalidad de la cubierta.
Finalmente, una vez valorados los puntos anteriores, para evitar el “efecto péndulo” hay que diseñar circuitos individualizados acorde con las características de la cubierta y las zonas que se quieren mantener.
Por otro lado, existen ocasiones en que por causas de diseño o bien por que este no ha contemplado el acceso seguro alguna zona, esta situación nos obliga a recurrir a un prolongador para seguidamente realizar un desplazamiento paralelo al sistema principal. El acceso a estas zonas las denominamos “zonas de especial riesgo” o “puntos calientes”.
¿Como podemos reducir el riesgo de caída en los puntos calientes de una instalación?
Bien, para ello instalaremos “puntos anti-balanceo” o “puntos anti-péndulo”, que debidamente diseñados y bien utilizados generan otro perímetro de seguridad evitando el balanceo en caso de caída y que reducen no solo la posibilidad de que pueda llegar a generar un impacto, si no que también se pueda cortar nuestra “cadena de conexión”.
En definitiva, no solo el material debe ser homologado y montado por personal formado por el propio fabricante si no que el mismo diseño de los sistemas debe ser adecuado y garantizar que reducimos al máximo los posibles riesgos generados por una eventual caída a fin de evitar daños colaterales durante su uso.
En nuestro caso todos los diseños son realizados por ingenieros técnicos o de la edificación, avalados por nuestro departamento de Prevención y consensuados con nuestros clientes.
Marc Parra, TSPRL y Director Técnico en ACCÉS .